Arriesgar. Explorar y arriesgar. Ir al límite. Vivir entre el deseo ferviente y la pasión. No bajar nunca la cabeza. Estar siempre a la expectativa y distante por necesidad. Estar en la antesala de lo que esta por sucederme, donde se mezcla lo que soy, lo que siento y lo que necesito.
Mi cabeza no deja de dar vueltas. Mi alma no termina de apaciguarse. Tantos besos aparcados, tantos abrazos reprimidos. La necesidad de ser amado, de ser correspondido. La entereza frente a la inmensidad de mostrarse tal cual.
No es fácil volver a abrir el alma, entregar el corazón después del sufrimiento, de la penitencia impuesta por la vida. Es ardua tarea de madurez, el cerrar etapas y estar libre de cargas para abordar nuevos territorios. Derribar muros y asaltar barricadas.
Y aun así no cambiaría el estado de mi alma por nada, pese a parecer cansado, pese a parecer estar agotado por el sueño.
Eternos momentos de espera, y por fin atracarás ante mis ojos. Será en cualquier momento y no quiero que me encuentres adormecido. Mágico instante. Cruce velado de sentimientos ganado a la noche. Me dejaré llevar. Por haber arriesgado, me miraran tus ojos y mantendré la mirada, me besaran tus labios y serás correspondida.
Y cuando llegues, no perder la cabeza, ser uno mismo, ser especial.
Que el camino que queda por recorrer, lo sea contigo.
Hoy transito por la vida dejando entrevelados deseos de victoria. Preparo mi discurso, calibro posibilidades. ¡Lo que ansío encontrarte!
REEDICIÓN DE UN TEXTO YA PUBLICADO EL 16 DE JULIO.
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