jueves, 8 de octubre de 2009

NAVIDADES DEL 79

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¡¡¡¡¡Pero mira como beben los peces en el río!!!!!
¡¡¡¡¡Pero mira como beben por ver a Dios nacido…!!!!!

Atronaba el villancico en los soportales de la iglesia. Un coro de niños amenizaba la fiesta navideña, mientras los papás con sus criaturas, llegaban al salón de actos de la iglesia.

Y allí estaban. Pequeños paquetes, envueltos en papeles brillantes de múltiples colores. Que alegría, que nervios. Era el día de reyes. No importaba si aquellos regalos eran grandes o pequeños, alargados o cortos. Estaba seguro que seria el mejor regalo de la historia.

Aquella era la navidad de 1979 y treinta años después, sigo pensando que aquel fue el mejor regalo de la historia. Cuando lo tengo entre mis manos, los recuerdos de aquella feliz infancia me llenan de alegría. Cuantas veces resuena ese villancico en mi cabeza.

Cuantas veces he mirado por este pequeño caleidoscopio de alegres colores, para ver si consigo ver aquel pasado que no volverá.
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1 comentario:

  1. Yo también tengo uno. Ya de más mayor me lo tuve que regalar yo mismo, eso sí, pero le tengo el mismo cariño a ese objeto tan mágico, como se le podría tener al más emotivo de los regalos recibidos.

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