Cierro los ojos,
acuden a mi cadencias eternas,
devaneos infinitos y cálidos,
transito por amplios senderos,
sin saber ni comprender,
si me alejo para no volver.
Recordar, aprender y volar,
sentimientos que tejer, verbos que domar,
mecer el silencio de un instante,
atender brisas que acunan veletas,
acortar melodías crepusculares,
sueños que son canto de mujer.
La distancia como abrigo,
escudos forjados con sonrisas,
recuerdos diluidos en abrazos perpetuos,
luz que brilla con inmenso fulgor,
reluce y enamora al final del túnel.
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