Sin que querer, ni poder escapar de la inspiradora y abrumadora influencia de A. Vega.
Y llego el día cuando sucedió, cuando el tuvo la ilusión,
y fue su amiga la que lo buscó,
y así, un día, cualquier día, ya eran dos,
entrelazados en un sueño del que ya escaparían.
Del color de la pasión,
son los ojos en los que el se fue a fijar,
del sabor de la mar,
son los labios que ella fue a besar.
Caricias, ternura, sonrisas, miradas,
que a diario alimentan sus vidas,
dejando atrás un camino sin heridas.
Hoy el tiempo corre a su favor,
y me gusta verles cuando está detrás el sol,
sus abrazos me cortan la respiración,
y saber que su fuerza es la del amor,
viendo como laten sus cuerpos con un solo corazón.
Ellos lo han querido,
ahora es tiempo de estar vivos.
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