lunes, 6 de septiembre de 2010

UN SOMBRERO

Esta mañana paseando por el rastro, en la plaza de Cascorro por fin lo he encontrado. La multitud de ocasiones que me he probado, sombreros, chisteras, parpusas, gorros y bombines y nunca eran adecuados.

Y de casualidad, como llegan las cosas buenas, como si me llamara el a mi, lo he visto. Un borsalino de paja, en beig y crudo. Y así, despacio, a cámara lenta el espejo me devuelve lo que anhelaba.

A mis treinta y todos, al fin deambulo por la latina, camino del aperitivo de vermú y tapas, con mi fiel sombrero que me cubre la cabeza y guarda mis ideas.

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