Levanto la cabeza, y veo el camino que aun he de pisar. Solo, sudoroso, rompiendo el silencio el susurro de la brisa y el cantar de pajarillos silvestres.
Fustigado por el sol, y con la respiración entrecortada por el esfuerzo de la pendiente que transito. La boca seca y los pies ardiendo.
Pese a todo, disfrutando del paseo, gozando de la soledad elegida, y sabiendo que al llegar al destino, el agua fresca de la fuente enfriará la garganta y refrescara el alma, siendo recompensa suficiente.
Nada como llegar hasta donde te propones con tus propios pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario