Nicanor, un hombre de campo. Cuarenta y cinco años, casado dos veces y sin que la vida le proporcione aun la fortuna de una descendencia.
Hombre fortachón, de frente arrugada y carita rosácea. Humilde y sensato. Sus mañanas de trabajo firme y sus tardes de taberna y chatos de vino. A veces retraído y otras discreto por necesidad.
Pero la vida aprieta, y el médico le ha recetado que hay que cuidarse. Y el piensa por que maldita razón le ha hecho caso a su mujer. Entre los dos le han convencido a regañadientes. Tiene que hacerse un reconocimiento medico en el hospital de la ciudad.
Seguro que me sacan algo, piensa. – “Si no voy al médico vivo tan feliz, joder que de algo hay que morirse, y yo me encuentro bien”, espeta a su cariacontecida esposa, delante del galeno. Pero sabe que no le queda otra, que tiene que torcer el brazo. Que cuando le sacaron sangre le detectaron un no se que.
Lo que mas le molesta es perder el día de trabajo. ¿Quién regará hoy las judías? Y no digamos tener que ir a la ciudad y ¡¡conduciendo!!. Su intelecto no alcanza a entender a esos millones de personas que se apiñan en la ciudad, llenos de prisa, de ruido, de mal olor, y de peor humor.
No cambiaria ni un segundo de su vida por ninguno de ellos. Ver salir el sol, y como los rayos de luz del nuevo día acarician sus tomates. Tomates, grandes y sabrosos, Con aceite, sal y un poco de pan, su desayuno preferido.
El viaje a la ciudad, se le hace eterno. Cuatro coches le parece una caravana inasumible. ¡Por Díos que de ruido!. Y lo peor aun esta por llegar sin que el lo sepa.
Aparca su destartalada furgoneta blanca en el parking del hospital. Apaga su cigarro negro mordisqueado en la entrada y sube a la planta 10. - ¿El proctólogo?, pregunta su mujer a una enfermera.
¿El proctólogo?, que narices hará ese matasanos, piensa.
Pobre Nicanor, esta a punto de sufrir un tacto rectal y llega a la consulta cual corderito al matadero. Posiblemente la peor mañana de su vida.
Esperemos que al menos, los resultados descarten la peor de las noticias. Pero eso es historia para otro viaje.
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