jueves, 25 de abril de 2013

RELATOS DE VIAJE - I

Desertando de obligaciones contractuales adquiridas, cual lagarto al sol, aprovecho los primeros rayos de la prometida primavera.

Mi aspecto desaliñado denota los muchos días que llevo de viaje. Pero hoy concluye, termina el camino y he parado a descansar.

Hago por camuflarme tras las gafas de sol, relajando mi cuerpo y mi mente para gozar de la inesperada sensación, la de estar sólo y aburrido.

Apuro el cigarro hasta las uñas y estiro el gintonic para que no me largue el puto camarero. Mezclo realidad y ficción en mi cabeza. Ya no distingo la última vez que no me dolían la espalda y los pies.

Me dejo seducir por las burbujas de la tónica de mi copa. Ensimismado en ellas y aturdido por los efluvios etílicos, pierdo la noción del tiempo y el sentido. Que ganas de volver.

Levanto la vista y creo distinguir la estela del destartalado avión bimotor que se acerca al mísero aeropuerto donde me encuentro, ni cobertura tengo. El mismo trasto que me tiene que devolver a casa en unos minutos.

Necesito regresar, no quiero no estar a tu lado.

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