jueves, 27 de agosto de 2009

NOCHE VERANIEGA.

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Tras el dulce y tranquilo estío volvemos a la carga. Veremos como se comporta nuestro destino este otoño. Estaremos preparados. Mientras tanto rememoramos el verano que no volverá.

NOCHE VERANIEGA.

Sorprendentemente fría. Noche sin luna, que deja ver todas las
estrellas.

Deambulo por las calles de un pueblo en fiestas. La gente se divierte sin miedo, casi sin medida, como si hoy fuese la última noche de sus vidas.
Aquí no parece haber llegado la temible crisis que nos aniquila el futuro a los urbanitas.

Los viejos del lugar sentados en la plaza con su farías entre los labios, se sonríen contemplando como las pernositas bailan de igual manera a los Estopa que a Rafaela Carra. Caras sonrientes. El alcohol hace el resto, incluso hace buena la pésima banda que ameniza la fiesta. Risto directamente les habría asesinado.


Y aquí me tienes, solo y desarmado. La ginebra y el tabaco mi único refugio, mi único consuelo.

Me vuelvo a casa por donde he venido.

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