Todo lo cambio un beso en una noche de diciembre.
Hoy reposa mi alma en tu regazo,
pausa al vértigo diario,
de un mundo que siendo a ratos gris,
lo trasformas en azul.
Te doy todo mi ser,
sin temores ni tapujos,
envuelto de pasiones y verdades,
de susurros y caricias.
A ratos te miro despacio,
desde afuera,
en la soledad tranquila de la mañana,
y sorprendido, absorto,
te vuelvo a observar,
y me sigues pareciendo pura magia,
mujer maravilla que deslumbra los amaneceres,
ser genial que desbarata los nudos de mi existencia.
Hoy tu risa consigue que todo tenga sentido.
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